sábado, 19 de marzo de 2011

Reminiscencias de una vida

  

Randy Pauch era un profesor y científico común que ejercía la docencia en la universidad de Carnegie Mellon (Pensilvania). No había nada especial en su vida, su carrera profesional prometía, era un buen padre de familia, innovador en las tecnologías de animación (creó el programa Alice), escritor, y, sobre todo, amante de su trabajo.

Su vida dio un giro de 180º cuando en 2006 se le diagnosticó un cáncer de páncreas, que amenazaba con destruir todo por lo que había luchado. Sus temores se hicieron realidad cuando se confirmó que la enfermedad era terminal, que le garantizaba tan sólo seis meses de vida.

Cualquiera en su situación habría dedicado los últimos momentos en vida al ocio, la familia, pero Randy reflexionó profundamente y se dio cuenta de que tenía un mensaje que comunicar. Esta necesidad de transmitir sus íntimos sentimientos al mundo no cesó, así que plasmó todo lo que tenía que decir a la gente, a personas que no conocía de nada, hombres y mujeres que estaban en mejor situación que él, que tenían tiempo y vida. . Su mujer le instó a escribir un libro, pero éste no lo quiso así pues le quitaría mucho tiempo para estar con su mujer y sus hijos, así que optó por plasmar todo lo que tenía que decir en una última clase magistral.

Esta inquietud por mejorar las vidas ajenas le inspiró para dar a conocer su situación al resto del mundo. Cabe destacar su famosa conferencia “Alcanzar realmente tus sueños de la infancia”. El hombre nunca ha de perder la esperanza de que es capaz de cumplir sus sueños de la infancia si se lo propone, pero aunque no los consiga Randy afirma que se puede aprender mucho más tratando de cumplirlo. Aunque curiosamente, Pausch insiste también en que ayudar a otros a cumplir sus sueños de manera altruista puede ser más divertido que el logro de los sueños propios.

En este discurso, reitera la importancia del desarrollo de la creatividad desde muy jóvenes, exponiendo su caso en el que sus padres le dejaron pintar a él solo su habitación cuando tan solo era un niño. Desde un punto de vista más crítico, el hecho de que desde un principio nos hable de su enfermedad (su elefante), ya nos condiciona para el resto del discurso, ya que nos permite acercarnos mucho más emocionalmente a su persona y a lo que tiene que decir.

Sin embargo, para conseguir transmitir eficazmente su mensaje hable desde la propia experiencia, abriendo todas sus puertas privadas, lo que le da una veracidad absoluta. Su última lección no deja indiferente a nadie y sirve de ayuda a la hora de replantearse algunos aspectos sobre la vida y la muerte.

Impresiona el hecho de que tras todo el trasfondo internacional que ha habido sobre esta conferencia estaba creada simplemente con el fin de que algún día los hijos de de Pausch pudieran verla. Esto confirma la teoría de Randy sobre si te esfuerzas por otras personas la recompensa obtenida será mayor al esfuerzo invertido, y ésta ha sido que su discurso tenga fama mundial.

En definitiva, esta oratoria es un intenso testimonio que busca uno de los fines más nobles que puedan existir, alcanzar esos sueños que uno siente cuando es un niño inocente y que suelen parecer imposibles de lograr.





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