jueves, 16 de octubre de 2014

El comercio de la locura


La salud y la estabilidad son dos valores especialmente preciados por la sociedad, los individuos deben aparentar siempre normalidad ante los avatares que nos prepara el futuro, y ya de paso ir estableciendo buenos hábitos de los que podamos alardear sin rubor.

Unos optan por ser deportistas y esculpirse un cuerpo mazizo mientras que otros venden sus principios para medrar en un trabajo capaz de satisfacer el estilo de vida consumista característico de Occidente. Un coche, un traje, o un buen televisor de plasma que nos permita nutrir nuestra cabeza con un mínimo de telebasura y de publicidad diaria, pueden ser algunos de los premios con los que nos recompensamos para evitar pensar en los aspectos desagradables del prójimo.

No es de buena educación rebelarse ni poner el grito en el cielo ante cualquier injusticia, porque Dios no lo quiera, estaríamos llamando la atención, y perder los papeles en una sociedad avanzada e interconectada donde todos somos amigos es algo censurable que nadie se puede permitir. Sin embargo ¿Qué pasa cuando alguien se sale del redil?

Según los datos obtenidos por la Cátedra Fundación Alicia Koplowitz en El libro blanco de la psiquiatría del niño y el adolescente de este 2014, los médicos han establecido que uno de cada ocho menores está afectado por algún tipo de trastorno mental y más de 1,6 millones están expuestos a desarrollarlos por su situación de riesgo.

El elevado número ha alarmado a algunas de las comunidades autónomas, especialmente al País Vasco y a Cataluña, que buscan establecer medidas preventivas para paliar estas enfermedades cada vez más crecientes. Aunque la noticia pueda sorprender en un primer momento, lo cierto es que las consecuencias son bastante lógicas una vez se analiza el panorama de estrés en el que convivimos.
El paro, la corrupción, el alcoholismo, la contaminación medioambiental y acústica, el pésimo nivel educativo o las familias desestructuradas son algunos de los factores que propician el incremento de estas taras mentales.

Sin embargo, el mayor problema lo encontramos en la ausencia de tratamientos, los jóvenes siguen empeorando psicológicamente sin que nadie mueva un dedo para solucionarlo hasta que se produce un incidente serio. Es entonces cuando la sociedad decide mirar y actuar increpando a instituciones y exigiendo una satisfacción que suele terminar con el confinamiento del chaval en cuestión. La medicación en estos casos no suele solucionar ya el problema pero sirve al menos para acallarlo. Mientras tanto, esos mismos males persisten en miles de jóvenes desorientados que necesitan ayuda para poder liberar esa carga que llevan.

El arte suele ser una salida prometedora para muchos de ellos, gracias a los proyectos creativos las enfermedades son ignoradas y plasmadas en un fascinante proceso que además sirve de guía a los psiquiatras a la hora de descifrar las claves que pueden causar las dolencias estudiadas.
Y es que hay una fina capa entre la locura y la genialidad que todavía sigue causando curiosidad incluso entre los más expertos en el tema, los trastornos bipolares han impulsado irónicamente la carrera de grandes artistas como Van Gogh, Kafka, Syd Barrett o el más reciente Leopoldo María Panero dejando un legado difícil de olvidar. Por esta misma razón no hay que olvidar que la locura, en su justa medida, puede ser utilizada positivamente a través del arte como canalizadora de nuestros miedos y de nuestras deficiencias siendo capaz de limpiar el alma.

No es de extrañar que los artistas más vanguardistas del siglo XXI intenten reproducir un tono de locura y de rareza en sus obras pictóricas porque, no nos engañemos, la demencia, lo escandaloso, lo sexual y lo perturbador siempre vende. Y es que hoy en día, ni siquiera hace falta venderlo a costa del talento, basta con impactar lo suficiente para ser el foco de atención en las redes sociales. Esto hace preguntarme ¿Por qué es tan preciada la locura?¿Tanto la necesitamos?¿Nos satisface presenciar las taras en las personas que nos rodean?

Es posible que la respuesta a estas preguntas no sea un rotundo sí, pero tampoco hay que obviar que lo terrorífico, lo extraño o desconocido siempre ha inquietado al hombre. Si no, díganme por qué triunfa tanto la literatura de Stephen King o el programa de nuestro querido amigo Iker Jiménez.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Tradiciones lejanas, tradiciones compradas





España solía ser un país religioso de tradiciones fuertemente enraizadas donde la cultura poseía una identidad característica. Ahora, cada día que pasa vamos perdiendo poco a poco los lazos con nuestros antecesores, lo cual provoca un nuevo contexto social. Nos movemos en otros hábitos y nos manejamos con distintos códigos, el distanciamiento es sin lugar a dudas obvio. Un español del siglo XXI difícilmente podría entenderse con uno del siglo XIX.

Este proceso tiene un claro responsable en el fenómeno de la globalización y en el sistema capitalista. Actualmente, los estados están más unidos que nunca, comparten información, negocian entre ellos y hasta tienen un enemigo común a batir, la crisis. Cuando uno es consciente de todo lo que pasa en otro país, es inevitable que las culturas se vayan mezclando unas con otras. Las películas y las series son vías que nos acercan la cultura americana, Hollywood actúa como una inmensa antena parabólica que emite constantes productos que difunden el american way of life. 

Los contenidos son asimilados rápidamente porque gustan, no nos engañemos, al igual que la telebasura, forman parte ya de nuestra vida y esto no tiene por qué ser necesariamente malo. El Halloween que celebramos no es un invento yanqui como la mayoría de la gente cree, de hecho se basa en una tradición pagana antigua que ya celebraban los celtas. Sin embargo, esa tradición original se ha perdido y se ha visto modificada, esta vez sí, por nuestros amigos estadounidenses. 

Que una tradición se adecúe a cada país tiene su lógica, cada nación tiene una historia detrás que le ha permitido forjar su carácter, por así decirlo. El problema se produce cuando son las multinacionales las que se encuentran detrás de estas fiestas retocadas. Las modas y las celebraciones consumistas como el Halloween, el día de San Valentín o la Navidad son una mina de oro para marcas y cadenas poderosas como El Corte Inglés.


Nótese que el punto de partida de todas estas fiestas mencionadas tiene un origen religioso o espiritual. Estamos hablando de un asunto muy grave, la corrupción y explotación de cultos con fines económicos, la compra y venta de nuestras almas. En el momento en que se frivolizan las creencias, las tradiciones comienzan a perder su sentido y son sustituidas en un abrir y cerrar de ojos por necesidades materiales, por añadidos superfluos.

¿Significa esto que toda tradición debe ser conservada para un bien mayor? Rotundamente no. Tampoco debemos caer en la aceptación de cualquier fiesta o celebración sin preguntarnos cuál es su sentido y si es oportuna realizarla en los tiempos que corren. Hay costumbres y ritos perversos, primitivos, que ya no tienen cabida en el siglo XXI, esencialmente por su brutalidad y fanatismo. De este modo, los sacrificios humanos y la mayoría de los ritos iniciáticos se han visto abolidos en las sociedades avanzadas.

Precisamente el avance trae consigo un factor determinante en el desvanecimiento de las tradiciones, la ciencia. Los grupos humanos más civilizados han alcanzado un saber y un conocimiento gracias a los descubrimientos científicos y a la razón. Ahora sabemos mejor cómo funciona nuestro mundo, tenemos más respuestas que han reducido bastante el margen de lo desconocido. 

Al tener más explicaciones y menos preguntas, muchos mitos y creencias han sido desbancados, el misticismo ha sido sustituido por la más pura lógica, por un método deductivo creíble y eficaz. También hay que tener en cuenta que el espíritu del folklore suele ir ligado a sentimientos nacionalistas, los ciudadanos se sentían unidos, formaban parte de un todo y cumplían un objetivo común. 

Las disputas políticas y el alienamiento de las masas han truncado definitivamente la posibilidad de mantener intactas muchas de nuestras tradiciones, que han sobrevivido a duras penas en regiones rurales, dependiendo de la transmisión oral y escrita,

como es el caso del Ritual de las ánimas, celebrado en algunos lugares de Tajuelo, Zamora, Alicante o en el municipio madrileño de El Molar.

Sin embargo, tal vez el ejemplo más divertido, genuino y antiguo sea el Halloween gallego, la fiesta de Samaín, que ha recuperado con éxito las raíces celtas celebrando de nuevo rituales mágicos, contando historias de terror y disfrazándose para ahuyentar a los malos espíritus, y no para pedir dulces.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Soluciones, no culpables

Nuestro panorama político actual está inmerso en un sinfín de casos fraudulentos. La corrupción no deja de aflorar en la prensa española, la cual ha recogido los últimos ejemplos más sonados, entre los que nos encontramos el asunto Bárcenas, Ferrusola, Urdangarín o Gurtel.

La respuesta ciudadana se ha traducido en un profundo rechazo de la clase política y han sido muchos quienes han dirigido sus dedos acusadores en busca de culpables, exigiendo dimisiones. Los casos han servido a su vez para iniciar repulsivas campañas de difamación promovidas, cómo no, por los oportunistas de turno.

Vista la situación uno no puede evitar sentir una decepción y una desconfianza hacia cualquier partido político. Sin embargo, son pocos los que se preocupan por descubrir y reparar la raíz del mal, el germen del problema, es decir, averiguar qué solución se ha de dar a la causa de la corrupción.

La investigación al ex-tesorero del PP Luis Bárcenas ha puesto de manifiesto la deficiente gestión en las finanzas de los partidos políticos. Esta ineficacia, proviene entre otras cosas, de la irresponsabilidad legal de este país.

Nos encontramos pues, en un sistema que se dedica a promulgar multitud de leyes para luego no ejercerlas, dejándolas inactivas por falta de medios para hacer cumplirlas. Las dos muestras claras de esta negligencia legal las encontramos en un Tribunal de Cuentas que revisa sus cuentas con años de retraso y en unos políticos que se resisten a publicar su contabilidad, tal como lo exige la ley.

Estos problemas, como casi todos en la vida, presentan soluciones y se podían haber evitado si nuestros ojos se hubiesen fijado más en los modelos administrativos, políticos y legales de países como Alemania, en vez de haber dejado el conflicto sin resolver.

Parece ser que aquí en España, tanto los políticos como los ciudadanos estamos más ocupados echándonos las culpas los unos a los otros y buscando una cabeza de turco.

sábado, 27 de octubre de 2012

Dalí vuelve a la plaza



 
Hola amigos/as, la entrada a la que hoy me dedico va a tener cierta base periodística que espero que no moleste a nadie y consiga agradar a alguno. El ser humano, como ya habréis podido comprobar a lo largo de vuestra vida, tiene varias vías para poder expresar sus sentimientos además del famoso diván. Las personas contamos con una amplia libertad de expresión que puede desembocar en la prensa, en la literatura, en el baile y en el canto (esto hoy en día esta muy de moda en los programas de tv españoles, no hay nadie a quien no le den una oportunidad  para probar suerte en algún programa escandaloso y ordinario, con jurado incluido, eso sí, para destripar y humillar a los participantes o bien para darles una palmadita en la espalda y ya de paso algún inflamiento de ego, ya no sé que es peor sinceramente) en la actuación o en la pintura y artes plásticas.

Es en este último punto donde pienso detenerme para mostraros una noticia que cubrió un servidor en la famosa plaza de Dalí. Pero repasemos antes un poco la vida y la obra de este loco artista. La influencia de Salvador Dalí además de la pintura, ha llegado a campos como los del cine, donde hubo una colaboración con Disney ,con Buñuel y un proyecto de Dune con Jorodowsky (otro genio desequilibrado) que terminó estancado.

Salvador tuvo contactos con la literatura ya desde su etapa estudiantil, donde ejerció de editor en una revista con un grupo de amigos, no podemos olvidar la relación directa entre el catalán y la Generación del 27,cabe destacar especialmente el vínculo íntimo que unía a Salvador y a Federico García Lorca; dejo un link explicativo para aquellos que no estén puestos en el tema http://blogs.periodistadigital.com/arte.php/2010/09/23/p279656
 
En este artículo de Daniel Giralt se recoge la faceta de Dalí por la pluma, el texto confirma sus aspiraciones de realizarse como escritor
 
Y desde luego, tampoco hay que olvidar, que fue a través de un libro, La Interpretación de los Sueños, de Sigmund Freud, donde Dalí descubrió la semilla del surrealismo que más tarde haría germinar dando numerosos frutos.

La fotografía también tuvo el honor de ser otro de los medios del catalán, quien colaboró con Philippe Halsman en una imagen que pasaría a la historia por ese movimiento y caos tan bien captados. Aquí tenéis el desorden mágico donde aparece el maestro. Para conseguir  la fotografía se tuvo que invertir 5 horas, viendo el resultado no es de extrañar.


Dalí Atómicus

Las artes escénicas despertaron también el interés de este polifacético autor, quien fue el encargado principal de diseñar los figurines y la escenografía del Don Juan Tenorio de 1949. En el siguiente vídeo podemos observar los aportes que surgieron de la mente de Dalí para la conocida obra de teatro.

 
A continuación, en la imagen de abajo podéis ver una fotografía de los trajes creados por Dalí y Picasso para las artes escénicas, expuestos en el museo de Santa Cruz en Toledo.
 
 
El maestro reveló en varios periodos de su vida y arte una profunda afición por las matemáticas y las hipótesis científicas. Sus cuadros eran muchas veces una prolongación de las teorías de grandes científicos como Dennis Gabor,  Albert Einstein, René Thorn o Jim Watson y Francis Crick. En el siguiente documental se explica la combinación de estas dos facetas, pintura y ciencia. Si tenéis tiempo os recomiendo ver todas las partes del vídeo.
 
 
Es lógico que  multitud de artistas se rindan continuamente ante este inmenso legado artístico y busquen un toque, una marca o una influencia relacionada con el pintor surrealista, con el pintor metafísico, con el pintor religioso, con el pintor anamorfista, con el pintor hiperrealista  y con la suma de todas las ramas y estilos que Dalí aglutinó. La fama internacional que el genio español consiguió es bien merecida, no sólo por su carácter intelectual y vanguardista, sino por su propia personalidad, por ese cerebro irrepetible que al parecer coexistía en varios mundos. La fascinación por el personaje ha creado imitadores a lo largo y ancho del mundo. Últimamente ha cobrado importancia el autor ruso Vladimir Kush, claro descendiente del dalinianismo. Podéis juzgarlo vosotros mismos en los siguientes cuadros.  
                                                                                                                   
 




 
Aquí en Madrid también seguimos manteniendo vivo el recuerdo del maestro. Este mes pudimos apreciar un rico homenaje de Salvador Dalí en la plaza homónima, en el barrio de Salamanca, como mencionaba al principio de esta entrada. Frente al Dolmen de Dalí se convocó un concurso de pintura con un objetivo, plasmar la obra desde una nueva perspectiva. En mi noticia podréis informaros con todo lujo de detalles sobre el evento, los participantes y el ganador del premio. En el artículo se incluye también una fotogalería de todos los proyectos que compitieron ¡Echarle un ojo!
 
Me despido una vez más, dejando un mítico documento audiovisual de 1977, se trata de una entrevista concedida por el pintor a rtve en el programa "A Fondo". Espero que esta nueva entrega del Diván de las desdichas os haya resultado instructiva y que como yo, hayáis redescubierto la calidad y la poderosa influencia del padre del surrealismo. Hasta pronto.
 


domingo, 7 de octubre de 2012

El poeta canadiense


Saludos lectores, regreso tras un periodo de parón debido a distintas responsabilidades que me han mantenido ocupado y que posiblemente volverán a retenerme en un futro próximo. Pero centrémonos en el presente. Esta vez mi interés ha dejado de lado las injusticias que nos rodean, los atropellos sociales que vemos día a día y la subnormalidad humana. De hecho, este texto está dedicado justo a lo contrario, a la virtud, en este caso representada en un hombre sencillo, respetuoso y talentoso. Doy paso pues al mesías del folclore musical, y no, no es Bob Dylan.
 
El viernes la ciudad de Madrid tuvo el placer de acoger en el Palacio de los Deportes a una de las figuras más emblemáticas del folk y del rock. El famoso cantautor Leonard Cohen visitó una vez más nuestras tierras para deleitarnos durante cuatro horas con su amplio repertorio. El concierto, que se dividió en dos partes, permitió al compositor presentar su nuevo disco “Old Ideas” así como recuperar todos sus grandes clásicos.

La puesta en escena del directo fue sobria y efectiva, basada en un simple telón teatral, el cual cambiaba de color según el matiz de cada canción. El cantante judío apareció ataviado con su impecable traje y su inseparable sombrero reafirmando esa elegancia que tanto le caracteriza. Cohen se acompañó de la misma familia que siempre lleva en sus viajes, su coro de ángeles formado por la vocalista Sharon Robinson y por las hermanas Webb, que completaron con sus dulces voces la gravedad y profundidad del maestro. Entre los miembros del grupo, encontramos también a un compatriota, el guitarrista español Javier Mas, pieza clave en la música tradicional de Cohen, que recurre frecuentemente en su obra a instrumentos populares como la bandurria, la guitarra española o el laúd.
                                                                                   

Leonard Cohen abrió el show con su habitual “Dance me to the end of love”, canción que fue coreografiada por dos bailarines mientras el canadiense iba entrando en calor. En esta primera parte el cantautor no consiguió hacerse del todo con el público, a pesar de interpretar temas memorables como “Everybody Knows” (magnífica la potente percusión añadida, un arreglo considerable que se debe destacar) o “In my secret life”.

Fue en la segunda mitad cuando Cohen llegó a tocar a la gente. En esta parte se mostraron más sentimientos y hubo mayor complicidad con los fans, quienes decidieron volcarse cantando y aplaudiendo en canciones como “Halleluja”, “Take this Waltz” o “So long Marianne”. Un aura religiosa cargada de intimidad gobernó sobre estos himnos que llenaron de satisfacción a todos los presentes. Sin embargo, también hubo espacio para momentos animados presididos por ritmos militares y reminiscencias sureñas con “The partisan” y “Democracy”. El recital, que parecía terminar con la despedida de Leonard en “Closing time”, se prolongó bis tras bis para acabar concluyendo con una digna versión de “Save the last dance for me” conmovedora balada de los Drifters.
 

Ya quedan pocos halagos para este Matusalén musical de 78 años que tanto ha conquistado. Leonard Cohen es un ejemplo como artista, una influencia obligatoria, un referente en la poesía moderna, un hombre educado, un transmisor de la cultura, en definitiva, un señor con todas las de la ley.

viernes, 20 de julio de 2012

La Fundación de Asimov



Aprovechando mi última entrada literaria quiero dar a conocer aquí una saga de libros extremadamente originales e inteligentes, escritos por la analítica mente del genial Isaac Asimov, autor considerado por muchos como el rey de la ciencia ficción, no en vano se trata de un bioquímico. De la amplia bibliografía de este prolífico escritor (casi todas sus obras gozan de una gran calidad y son altamente recomendables) quiero recomendar la que posiblemente es su saga más famosa e influyente en el mundo de la ciencia ficción, con el permiso de "Yo, robot"y sus tres leyes de la robótica.

Me refiero, por supuesto, a su famosa trilogía de "La Fundación". Aunque esta amplia saga consta de siete novelas principales, así como de varios relatos cortos, mi crítica va a centrarse en la saga clásica original que Asimov escribió durante los años cincuenta, conocida por los fans como "Ciclo de Trántor" y compuesta por los siguientes libros:

1º) Fundación (1951): Primera novela sobre La Fundación. Relata las comienzos del largo camino de la Fundación hacia la creación del Segundo Imperio Galáctico.

2º) Fundación e Imperio (1952): Segunda novela sobre La Fundación. Cuenta la colisión del Imperio con la Fundación y su posterior caída y muerte.

3º) Segunda Fundación (1953): Tercera novela que con Fundación y Fundación e Imperio, constituyen la clásica Trilogía de la Fundación, o Ciclo de Trántor. Esta trilogía fue originalmente publicada por entregas (son relatos cortos) en la revista Astounding Science Fiction de John Campbell y galardonada con el Premio Hugo (1966) a "la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos". Estas tres novelas pueden ser leídas independientemente del resto de la Saga.

Para empezar, quiero dejar claro que soy un gran admirador de la ciencia ficción, sobre todo, cuando ésta está bien hecha y se preocupa de mostrar explicaciones plausibles, no dejándose llevar demasiado por la fantasía ni tratando al lector como a un niño de cinco años. También he de confesar que la historia me apasiona igualmente, sobre todo la referente a la cultura clásica. Algunos os estaréis preguntando por qué expongo mis gustos y alargo el texto con ellos, pero es que vienen muy a cuento, porque en esta obra en particular, encontraréis ambas cosas. La Saga de la Fundación surgió como un homenaje al Imperio romano llevado al espacio, una historia paralela que cuenta la caída de una gran civilización gobernadora de todo el universo.

Dicho esto, intentaré explicaros el intrincado argumento sin cometer ningún spoiler, tarea complicada, por cierto. La historia comienza con un brillante científico llamado Hari Seldon, un experto en la materia de la psicohistoria, ciencia que concilia la psicología y las matemáticas con el objetivo de conseguir descubrir las motivaciones psicológicas de los eventos históricos. Con este estudio, Seldon es capaz de preveer las reacciones de grandes masas basándose en su comportamiento social, lo que se traduce en una predicción de los acontecimientos futuros. Gozando de este conocimiento, el científico calcula la inminente caída del imperio galáctico. Viendo que es imposible parar el proceso, Hari Seldon se decide a minimizar los daños, reduciendo todo lo posible el tiempo de barbarie que seguirá a la caída del imperio.


 
Para ello, Seldon establecerá dos fundaciones científicas, cada una situada en los distintos extremos de la galaxia. Estos descendientes científicos tendrán como misión la restauración de una moderna civilización. El primer libro narrará las crisis a las que la primera fundación deberá enfrentarse, confiando en el plan maestro de Hari Seldon. En este libro no encontraremos un protagonista concreto, a medida que avancemos  descubriremos a una serie de políticos y comerciantes que tendrán que resolver los problemas de la fundación y dirigirla por el camino correcto, ya sea consciente o inconscientemente.

En la segunda entrega titulada "Fundación e Imperio" como ya menciona el párrafo de arriba, la Fundación entrará en un conflicto bélico con el decadente pero aún temible Imperio. Sin embargo, el elemento más atractivo de este libro aparece con la introducción de un personaje muy especial, un antagonista mutante apodado "el Mulo". La intromisión del Mulo no estaba prevista en el plan de Seldon, lo cual supondrá una amenaza que pondrá en peligro el equilibrio de la historia fijada. Personalmente, este libro me pareció el más flojo de la trilogía en una primera lectura, pero es al acabar el tercero cuando uno descubre cuán necesario es. Aquí Asimov da inicio a las mejores tramas, que terminarán por  desarrollarse en esa joya llamada "Segunda Fundación",  el culmen de la saga. Es en los últimos capítulos del segundo libro y en todo el tercero donde comencé realmente a engancharme y a valorar cada línea, cada diálogo y cada idea.

El último libro de la trilogía clásica de La Fundación llevará nuestra atención a la desconocida segunda fundación y a sus misteriosos miembros. El Mulo seguirá teniendo un papel en el argumento, pero sus acciones se llevarán a cabo por dos subalternos protagonistas. La narración está dividida en dos partes diferenciadas, con diferentes personajes, aunque en ambas se mantendrá el objetivo de localizar esa fundación oculta que forma parte del Plan Seldon. Asimov expone en esta novela toda la carga psicológica posible para crear varios rompecabezas mentales que a más de uno darán dolor de cabeza. Las sorpresas, las respuestas y el desenlace final vendrán después de varios esfuerzos mentales y de sucesivas vueltas de tuerca, y lo mejor de todo es que no hay ningún fallo, todo encaja perfectamente con los títulos anteriores, nada queda en el aire y la coherencia es completa. Sin lugar a dudas una obra memorable, para mí es en este cierre donde se descubre la grandeza de la saga, y por supuesto, del autor.  


Nada más me queda por decir, espero que mi breve análisis haya conseguido entusiamar a algún lector que se decida a abordar esta colección, imprescindible para cualquier seguidor de Asimov y necesaria para cualquier fanático de la ciencia ficción. Os deseo un buen verano y buenas lecturas. Hasta otra.